Inglaterra, cuna del futbol moderno, participó por vez primera en una fase final de un Mundial en 1950, porque aseguraban que ellos lo merecían antes que los otros países y no habían querido participar. A pesar de haber vencido a Chile en su primer partido, perdió contra Estados Unidos y España, e hizo las maletas de vuelta a casa tras la primera fase. En 1954, la selección inglesa llegó a cuartos de final, pero perdió ante Uruguay y en 1962 cayó, en la misma fase, ante la que se proclamaría campeona del mundo, Brasil.
Sin embargo, en 1966, en su casa, fue campeona, tras vencer a Alemania 4-2, con un famoso gol polémico de Geoff Hurst y luego de un triunfo igualmente polémico contra Argentina en cuartos de final, con la dudosa expulsión de Rattín, partido que motivó al entrenador inglés a llamar animales a los argentinos. Cuatro años después, los alemanes lograron vengarse 3-2, remontando un 2-0, con goles de Beckenbauer y de Seeler y un gol de Müller en Tiempos Extra.
En 1986, Gary Lineker fue campeón goleador con seis goles, pero los eliminó Argentina en cuartos de final y en 1990, llegó a semifinales, ganando el cuarto lugar.
Actualmente, es una de las selecciones más poderosas del mundo. Ha participado en siete de las últimas ocho copas. En Rusia 2018 fue una de las selecciones animadoras llegando hasta semifinal, fase en la que perdió ante Croacia, y terminó en cuarto lugar, al perder el partido de tercer lugar contra Bélgica. Llega a Qatar como una de las selecciones favoritas, con una generación exitosa que alcanzó la final en la Eurocopa y que podría dar de qué hablar en la Copa de 2022.
