Parece que para la única selección que ha participado en todas las copas mundiales y que ha ganado cinco de ellas, ser local es una desgracia. No sólo perdió la final de 1950 contra Uruguay, en el partido que tiene la asistencia récord de la historia, 200,000 espectadores vieron esa derrota, sino que sufrieron una humillación mayor cuando, en 2014, perdieron la semifinal 7-1 contra Alemania. 
Aunque no tuvo un inicio prometedor en los Mundiales de 1930 y 1934, Brasil, de la mano de su primera gran estrella, Leonidas, llegó hasta la semifinal de 1938, aunque perdió 2-1 contra Italia, la posterior campeona de ese año. Tras la pausa provocada por la Segunda Guerra Mundial, Brasil fue la sede del campeonato de 1950. Construyeron el estadio más grande de la historia, hasta entonces, y prepararon una copa para quedarse con ella. Y todo indicaba que sería así. En el cuadrangular final, Brasil derrotó 7-1 a Suecia y 6-1 a España y sólo faltaba el juego contra Uruguay que había empatado con España y había podido remontar el juego contra Suecia 3-2. La selección brasileña empezó ganando ese partido, pero la tragedia del maracanazo sucedió unos minutos después. Fue terrible.
Luego de esa derrota, los brasileños decidieron cambiar su antiguo uniforme azul, manchado y maldito por la derrota de 1950, por el ahora ya tradicional verde y amarillo. En 1954 perdieron contra la máquina húngara en cuartos de final, pero en 1958, finalmente lograron ganar su primer mundial en Suecia, con un equipo que incluía a una leyenda en ciernes de 17 años que respondía al apodo de Pelé. 
En 1962, a pesar de la lesión de Pelé, ganaron en Chile y, aunque el Mundial de Inglaterra 1966 significa la única copa en la que Brasil no superara la ronda inicial, en México 1970, rompieron la copa al ganarle a Italia 4-1, en la final.
En 1974 alcanzaron la semifinal y en 1978 fueron tercer lugar, a pesar de haber terminado invictos el torneo. En 1982, su nueva generación dorada no pudo contra la fuerza italiana y la racha goleadora de Paolo Rossi. En 1986, esa misma generación no pudo contra Francia y en 1990, Maradona los eliminó con una genialidad. Sin embargo, recuperaron su racha ganadora en 1994, cuando la auriverde venció, en la final, a la selección italiana en penales y puso fin a una sequía de 24 años, durante los cuales sus equipos luchaban por adaptarse al estilo más físico de sus adversarios. En 1998, perdió contra Francia 3-0 y pese a levantar la copa en 2002, Brasil debió ganarse el puesto para la cita de 2006.
Para 2018 se comprometieron a recuperar el juego que los caracterizaba y que tanto le criticaron a Luiz Felipe Scolari en 2014. De la mano de Tite y con grandes jugadores que destacan en varias ligas del mundo, se presentaron como una de las selecciones favoritas para llevarse el Mundial, pero perdieron en cuartos de final contra Bélgica.
A Qatar llegan con un proceso más largo y consolidado, con jugadores importantes en todos los equipos grandes y con eliminatorias en las que pasaron con facilidad. No es descabellado pensar que son favoritos.