Además del documental de Alberto Isaac, mismo director encargado de relatarnos los Juegos Olímpicos de 1968, el Mundial de México, considerado el mejor Mundial de la historia, otorgó varios temas para que el cine los recogiera. Aquí les compartimos algunas reflexiones sobre nuestro primer Mundial.
En el 66 de Paul Weiland cuenta la historia de un joven judío inglés que tiene la mala suerte de celebrar su Bar Mitzvah el mismo día de la final del Mundial de 1966, en el que, además, juega la selección local. Una comedia ligera con interesantes tintes sociales.
El Mundial de Inglaterra dio muchas historias, que el cine ha tomado para contarnos historias interesantes. Literatura y futbol, cine y futbol, recogen en Inglaterra un terreno fértil para establecer una relación inolvidable. A partir de este Mundial, empezaremos a leer a Hornby y a ver las películas de Ken Loach. Literatura, cine y futbol se podrán llevar bien. 
Dirigida por Khyentse Norbu, un líder budista, cuyo debut en el cine fue haber sido asistente de Bertolucci en El pequeño buda, en la que sirvió de asesor, esta película peculiar, basada en hechos reales, narra cómo una comunidad de monjes budistas refugiados en Bután ve perturbada su tradición milenaria por la pasión de sus miembros más jóvenes frente al espectáculo futbolero del Mundial de Francia 98. 
La entrada de esta semana se refiere a un personaje trágico, jugador inolvidable y un héroe del pueblo abandonado y dolido, Garrincha. Extremo delirante soñó el primer gol de la final del 58, para luego cargar al equipo tras la lesión de Pelé en 1962. Ese Mundial le pertenece y el cine así lo hizo saber. 
Hecha con un trabajo documental notable, Pedro Asbeg ha construido un homenaje a ese pasaje del futbol brasileño que ha logrado enfrentar, gracias al Corinthians, a la unión y al liderazgo de uno de los grandes jugadores de Brasil, el doctor Sócrates, al final de la dictadura. La película termina por recorrer uno de los pasajes más conmovedores de la reciente historia brasileña.
Las grandes historias que dejó el Mundial de Suecia esperan ser contadas por el cine. Les compartimos este texto, además de un falso documental delirante sobre la participación de esta Copa en la Guerra Fría.
El cine iraní es uno de los más prominentes de la actualidad, de la mano de grandes directores como Abbas Kiarostami (El sabor de la cereza, Close-Up, Copia certificada), Jafar Panahi (El espejo, El globo blanco), Majid Majidi (Niños del paraíso, El color del paraíso) o Samira Makhmalbaf (La manzana, La pizarra), y de ciertos temas que les atormentan (la infancia, la injusticia, la desigualdad), el cine iraní ofrece una bocanada de aire fresco del cine contemporáneo. En la presente entrada, les presentamos dos películas, una de Kiarostami y otra de Panahi, que abordan el tema del futbol.
El Mundial de Francia 1938 tiene poca relación con el cine. Y no deja de parecer extraño. Es el primer Mundial en el que todas las naciones participantes llevaban comisionado a un camarógrafo para filmar todos sus partidos. Gracias a todo el documento fílmico generado en las canchas, existen varios documentales que nos acercan a nombres míticos que son parte imborrable de la historia del futbol. 
Aunque hay pocas películas relacionadas con este Mundial, la relación entre cine y futbol empezó a gestarse desde el inicio. Se sabía que existía una película (protegida por la FIFA y de difícil acceso) en la que un camarógrafo, instalado a un costado de una de las porterías del estadio Centenario había filmado los partidos.