Primera parte de un díptico, esta película de Dragan Bjelogrlic narra la historia de cómo se conformó la selección yugoslava para participar en el primer Mundial de futbol. Cómo buscaron a los jugadores y qué relación y qué conflictos había entre ellos. La primera parte hace un retrato muy preciso de la década de los treinta y cómo la ciudad de Belgrado, unos años después de la Primera Guerra Mundial y la consecuente caída del Imperio austrohúngaro. 
 
Conformada a trancas y barrancas, la selección yugoslava logró colocarse a las semifinales, pero ahí se topó con la histórica selección local que la puso en su lugar 6-1. Aun así, la película muestra la reconstrucción de un periplo bellísimo, como en los inicios de la literatura donde el viaje del héroe avanzó hasta tener sentido.
 
Esta primera parte se detiene antes del inicio del Mundial. La segunda película Montevideo, nos vemos (2014) prosigue la historia del primero, mantiene el uso de imágenes de archivo, pero no mantiene la tensión de la primera película. Sin embargo, ambas películas cuentan de manera cabal las dificultades que aparecieron en ese inicio de la historia de los Mundiales.