Alemania Occidental, tras un comienzo tambaleante en el torneo, recuperaría finalmente la forma para ganar su Copa Mundial. En la final, dirigidos por el Kaiser Franz Beckenbauer, los alemanes alcanzaron su mejor forma y doblegaron a una espectacular selección holandesa. Por otro lado, la décima edición de la Copa Mundial, celebrada en Alemania en 1974, se caracterizó por la aparición de la televisión en color. Y como para resaltar aún más esta revolución cultural, el Weltmeisterschaft 74 presentó otras dos modificaciones importantes. La primera fue un cambio en las reglas del torneo. El sistema de grupos de la primera ronda, seguido de la eliminatoria en la segunda, fue reemplazado por un sistema de grupos en las dos vueltas. El segundo cambio fue la sustitución del trofeo Jules Rimet, en manos brasileñas desde hacía cuatro años, tras ganar Brasil por tercera vez el Mundial (1958, 1962 y 1970), por una estatuilla de oro macizo conocida como la Copa Mundial de la FIFA.
Como su predecesor, el nuevo trofeo, modelado por Silvio Gazzaniga, era codiciado por muchos: hasta 98 países participaron en los clasificatorios. Algunos debutantes destacables en la fase final fueron Alemania Oriental, Haití, Australia y Zaire, la primera nación subsahariana en llegar a la Copa Mundial propiamente dicha. Pero Hungría, España, Francia y, lo que fue más sorprendente, Inglaterra, se quedaron a las puertas.
Para desarrollar su torneo de vanguardia, la FIFA nombró a un nuevo Presidente, el primero no europeo. El brasileño Joao Havelange sucedió al inglés Sir Stanley Rous, que había permanecido en el cargo desde el año 1961.
En el campo, la favorita, Alemania Occidental, se clasificó para la segunda ronda sin demasiados méritos y, tras una derrota frente a los alemanes del Este en la primera ronda, hasta brotó una pequeña revolución: sus compañeros de equipo suplicaron al capitán Beckenbauer que instara al entrenador, Helmut Shon, a efectuar algunos cambios en la alineación y la táctica del equipo, y el mismo Beckenbauer apareció en televisión para explicar al público y motivar la reacción.
Para el equipo holandés, sin embargo, que tenía entre sus filas a Cruyff, Neeskens, Rep y Rensenbrink, el viento sopló siempre a favor durante las dos primeras rondas, y venció a Argentina (4 - 0), Alemania Oriental (2 - 0) y Brasil (2 - 0) jugando el fútbol total que el equipo holandés Ajax había hecho famoso.
La revelación del torneo fue la talentosa selección polaca, que terminó tercera, al tiempo que su as goleador Gzregorz Lato era coronado como máximo anotador de la competición por sus siete goles.
Los polacos, a pesar de todo, no pudieron impedir el avance alemán hasta la final contra los holandeses, que arrancó con intensidad: Cruyff fue derribado en el área de castigo alemana tras una jugada individual. En el minuto uno de partido, los holandeses se adelantaron en el marcador, al transformar el penalti correspondiente por mediación de Neeskens, sin que los alemanes hubieran podido tocar bola. El orgullo alemán estaba herido. Maier, Beckenbauer, Vogts (que, a continuación, neutralizaría la magia de Cruyff), Hoeness y Overath pronto recuperarían las riendas del partido y terminarían por imponerse por 2 - 1 con goles de Breitner (de penalti) y Muller. Era el segundo título Mundial de los alemanes, veinte años después de su primera victoria en Suiza, en 1954.